Teniendo en cuenta el precio que tiene una dieta basada en la carne para un país bloqueado, uno pensaría (o al menos esperaría) que estuvieran abiertos a otras opciones, pero todavía no es así. Existe UN SOLO restaurante vegetariano en La Habana en el Jardín Botánico. Allí el precio de una mesa buffet en la que se podía comer todo lo que uno quisiera era de $10 dólares US para los extranjeros y de 28 pesos cubanos ($1.40 USD) para los cubanos. La comida es deliciosa y completamente vegetariana, absolutamente nada de origen animal. Yo le pregunté a una dependienta si ella era vegetariana y me respondió que sí, y que otros miembros del personal estaban comenzando a acostumbrarse. El restaurante está vinculado a otros seis lugares vegetarianos en el mundo, incluyendo uno en Tailandia que se llama “Coles y condones”! En una segunda visita nos dijeron que no había suficiente comida, por lo que nos ofrecieron todo lo que pudiéramos comer por la mitad del precio. Los cuatro que formábamos el grupo comimos a plena satisfacción.
Próximamente Cuba abrirá una planta procesadora de soya en Santiago. Construida en tiempo record con una inversión de $27 millones (USD) y la más avanzada tecnología suiza, su producción está destinada a la exportación para el Caribe. ¿Quién sabe si tal vez con el tiempo encuentre mercado en la propia Isla? Sin embargo, a las personas le toma tiempo cambiar los gustos. Durante un tiempo se ofertó leche y yogurt de soya, pero no son muy populares. Cuando le preguntaba a los cubanos que comida les GUSTABA más, invariablemente me respondían: LA CARNE.
¿QUIÉNES SE VAN DE CUBA?
Los cubanos que se fueron durante los primeros años de la Revolución son los más hostiles y los que más apoyan a la derecha rica de la comunidad cubana en Miami, como la Fundación Nacional Cubano Americana (FUNCA). Ellos se oponen a la Revolución políticamente, y muchos perdieron sus negocios y propiedades. Rehúsan visitar Cuba (al menos abiertamente) y se oponen a la normalización de relaciones.
Los cubanos que se han ido a partir de 1980 son fundamentalmente emigrados económicos. Aspiran a tener una vida económicamente mejor a la que pudieran tener en Cuba. Visitan Cuba regularmente y conocí a algunos. Varios de los que se fueron en 1980, después de haber vivido en los EEUU por más de una década, ahora apoyan a la Revolución. Yo pasé algún tiempo con uno de esos emigrantes que regresa a visitar a su familia en Cuba por lo menos una vez al año.
En 1996 Cuba y los EEUU acordaron un sistema de lotería que en teoría permite a 20,000 personas emigrar a los EEUU cada año. Eso es además de los que llegan ilegalmente y que son admitidos en virtud de la Ley de Ajuste Cubano.
Muchos se casan con ciudadanos norteamericanos, frecuentemente con cubano-americanos. Yo conocí a dos que tenían motivos poco comunes para irse. Uno era homosexual y la otra lesbiana. Ambos obtuvieron el permiso mediante matrimonio con cubano-americanos. Ninguno expresó hostilidad hacia la Revolución. Los conocí por intermedio de personas que apoyan fuertemente a Cuba. Tenían la esperanza de ganar más dinero y, tal vez, vivir más abiertamente como homosexuales (Esto me lo imagino, porque no me lo dijeron)
Hay unas pocas personas de los Estados Unidos que viven y trabajan en Cuba y conocieron y se casaron con cubanos. A pesar de que hay que lidiar con obstáculos burocráticos y pagar una tarifa de $1,000.00, todos obtuvieron la aprobación. Uno de estos ha llevado a su esposa cubana y su hijo nacido en Cuba a los EEUU y regresado. Pero esto no siempre es fácil. Un amigo no obtuvo sus permisos finales para el viaje de vacaciones hasta literalmente unas pocas horas antes de la salida del vuelo.
A algunos cubanos que desean hacer visitas temporales a los EEUU las autoridades migratorias de los EEUU les niegan el permiso alegando que pudieran quedarse en los EEUU ilegalmente. ¡Estas son las mismas personas a quienes en la Sección de Intereses de los EEUU se les dice que pueden obtener una visa permanente si quisieran viajar y no regresar!
EL TURISMO
El turismo es la principal fuente de divisas para Cuba. Se han remodelado y mejorado viejos hoteles e instalaciones turísticas. Algunos nuevos están en construcción mediante convenios con firmas extranjeras. El esfuerzo ha tenido éxito. El turismo también ha traído problemas. Atrae trabajadores de otros sectores. He conocido personas que trabajaban como maestros y decidieron pasar al turismo para resolver problemas económicos.
Otras personas alquilan habitaciones en sus hogares, o establecen restaurantes privados, conocidos como “paladares”. Los que alquilan habitaciones necesitan una licencia del Estado y deben pagar un impuesto alto: $250.00 mensuales si están en zonas turísticas populares; $200.00 en zonas menos populares (y creo que solamente $100.00 en las provincias). Tienen que pagar el impuesto si tienen la habitación ocupada o vacía, por lo que están muy ansiosos por mantener sus habitaciones alquiladas. Se ven anuncios colocados en los exteriores y la gente distribuye sus tarjetas con la información. ¡Tratan de engatusar!
Por cierto, la palabra “paladar” se tomó de una novela de TV brasilera (un culebrón). La heroína de la historia, una empresaria femenina, fundó un restaurante llamado Paladar y el nombre se quedó. También hay otra palabra cubana: cuentapropista, que significa alguien que trabaja por cuenta propia. Es descriptivo de todas las actividades proto-capitalistas, desde restaurantes familiares hasta taxis privados.
La prostitución es una realidad lamentable. Su virtual erradicación fue uno de los grandes logros de los primeros años. Reapareció en los 90 debido a la recesión económica y la expansión del turismo.
Las jóvenes que se dedican a esto no van a la cárcel, pero el código penal cambió y el proxenetismo (actuar como chulo) se considera un delito grave. Es fácil (y triste) ver a muchachas jóvenes, en edad escolar, que obviamente no usan uniformes escolares y que tienen un aspecto que se reconoce universalmente. Escuché que las escuelas y universidades trabajan conjuntamente con psicólogos, sociólogos, la federación de mujeres, etc. para elevar la conciencia sobre este fenómeno. Por supuesto, solamente la mejora económica podrá reducir la prostitución a los niveles casi inexistentes que tenía en la etapa previa, entre 1960 y1980.
LOS ENGATUSADORES Y LOS POLICÍAS
La información en los periódicos sobre la relación de la policía con el turismo es mayormente negativa. Yo tuve una experiencia positiva. Mi aspecto y forma de vestir (informal, con jeans, polo- shirts, pulóvers, etc.) y la manera de proyectarme daban muestras de que soy extranjero. (Me reía al contarles a mis amigos cubanos que yo parecía tener un letrero invisible en el pecho con la palabra “Extranjero”. Me di cuenta de que era un imán para cierta clase de gente cuyo interés en mí no era necesariamente amistoso. Esas personas seguramente querían algo más tangible, como por ejemplo mi dinero…
Una noche de regreso a casa, un joven entabló una conversación conmigo. Su manera de vestir me indicó que se trataba de un engatusador. Me ofreció llevarme a un paladar cercano. Curioso como siempre y pensando que sencillamente iría a ver el restaurante y aprender algo escuchándolo hablar, lo seguí.
Comenzó a quejarse de cómo la policía lo había hostigado. Cuando llegamos a la paladar estaba cerrada. Entonces me quiso mostrar otro lugar. Yo decliné. Entonces me dijo que solamente deseaba caminar conmigo hasta Coppelia, la famosa heladería que quedaba a apenas una cuadra de distancia. Le dije que “no” nuevamente pero no me podía librar de él.
Por lo tanto me sentí muy contento cuando un policía cubano se acercó y de manera muy correcta le pidió su identificación (carnet). Yo seguí caminando, aliviado porque el policía había llegado y yo podía irme a casa. No, el tipo no estaba haciendo nada específicamente, pero el oficial me estaba protegiendo a mi (un turista, un extranjero, alguien poco familiarizado con las cosas del lugar) de alguien que posiblemente andaba detrás de mi dinero. El oficial también me estaba protegiendo de mi propia ingenuidad.
Viniendo de los Estados Unidos, enseguida me percaté de la falta de asientos y tapas de inodoro en muchas casa privadas y en la mayoría de los lugares públicos. (Las habitaciones de los hoteles por lo general las tienen). Yo compré una tapa plástica barata en México para mi familia anfitriona, pero era de mala calidad y se rompió enseguida. Enseguida aprendí a sentarme en el borde de porcelana de la taza como hacen otros. Y si temía que mi apreciado trasero entrara en contacto con una gota de orina (mía, ¡o ajena!) sencillamente limpiaba el borde antes de sentarme.
Debido al envejecimiento y falta de mantenimiento, muchos inodoros, especialmente en viejos edificios y oficinas, tales como la Universidad de la Habana, tienen que ser descargados manualmente. Eso quiere decir que cuando uno termina, debe coger un cubo de agua y echarlo en la taza para que el inodoro funcione.
La gente en Cuba raramente utiliza los baños públicos para defecar excepto en emergencias. Eso sólo me sucedió una vez y, bueno, uno hace lo que tiene que hacer… ¡Agacharse! Eso me sucedió en las oficinas de Radio Habana Cuba. No había papel higiénico en el baño y – lo digo en serio- había guiones de radio viejos en el baño para ser utilizados con esos fines. Estos había que tirarlos en un cesto para papeles. No se pueden tirar en la taza y descargarlos porque, por supuesto, se tupirían las tuberías de desagüe.